Mi Ex-esposa Misteriosa Es Multimillonaria

Capítulo 111



Capítulo 111

Capítulo 111


Capítulolll


¿No?


Ema madre e hija quedaron completamente sorprendidas, Ema olvidó su enfado y Beatriz dejó de


llorar.


-¡Alejandro! ¡Cómo te atreves a negarte! Enrique se enfadó tanto que su presión arterial subíó,


Este hijo ilegítimo, que rara vez desafiaba sus ideas desde que era pequeño, ahora que se había


convertido en presidente y tenía más poder, se atrevía a negarse a él.


Alejandro se quedó atónito, no esperaba que pudiera resistirse tan suavemente.


-¿En qué estás pensando? ¡Fue tu idea divorciarte de Irene en primer lugar! ¡Fue tu insistencia en


casarte con Beatriz! Ahora te digo que te divorcies de Irene de inmediato y dices que no puedes


hacerlo. ¿Tu actitud es inconstante, acaso crees que el matrimonio es un juego? ¡Cómo he criado a


un hijo sin progreso como tú!


-Sí, mi actitud es inconstante.


Alejandro también se enfadó repentinamente, entrecerró los ojos burlonamente y dijo: -Porque


somos padre e hijo, un hijo debe ser como su padre, ¿no crees?


-¡Mal hijo!


Enrique estaba tan furioso como un barril de pólvora a punto de explotar. Se acercó y le dio una


bofetada fuerte.


La bofetada resonó tan fuerte que asustó a Leona.


La mejilla de Alejandro se volvió pálida, con una marca de palma.


-¡Enrique! ¡Puedes hablar sin usar la violencia contra tu hijo! Alejandro es joven y tiene un


temperamento ardiente. Es comprensible que haya hablado de manera irrespetuosa. Lastimarte a


ti mismo y dañar la relación entre padre e hijo al usar la violencia no vale la pena en absoluto.


Ema rápidamente se acercó para apoyar a Enrique, pero en su corazón se reía en silencio,


sintiendo que había sacado todo su resentimiento.


-Ema, sé que eres una madre amorosa y has tratado a este niño como si fuera tu propio hijo desde


que era pequeño, pero también lo has consentido demasiado. Nunca lo has castigado ni regañado. ¡


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las palmas de Enrique estaban entumecidas y su rostro estaba más rojo que el de Alejandro.


-Para mí, él siempre será un niño. Después de todo, no soy su madre biológica, Alejandro nunca


me ha aceptado fácilmente. Si no lo trato bien, ¿no habría una brecha en nuestro corazón de madre


e hijo? Solo quiero ser una buena madre, eso es todo -Ema dijo mientras las lágrimas caían,


parecía tan indefensa y lamentable.


Cada una de estas palabras parecía ser una muestra de debilidad, pero en realidad estaban


avivando el fuego.


Alejandro se burló y frunció los labios. Había visto este tipo de adulación desde que era pequeño, lo entendía, pero nunca lo decía en voz alta. Sabía que a Enrique no le importaba en absoluto como


hijo, si no fuera porque su hermano mayor estaba enfermo en los Estados Unidos y el puesto de presidente nunca llegaría a él.


No todos los niños que lloran reciben dulces, no importa cuánto llore un niño abandonado, no


servirá de nada.


-¿Un niño? ¡Ya tiene treinta años! No sigas buscando excusas por él -dijo Enrique.


Enrique apuntó furiosamente a la cara de Alejandro y gritó: —¡Mañana mismo harás estas dos


cosas por mí! Primero, divorciarte de Irene de inmediato y hacer que se disculpe con Leona en


persona. Segundo, suprimir inmediatamente la tendencia negativa de Leona en las redes sociales


y calmar esta controversia.


Alejandro sonrió irónicamente, con una mirada sombría que asustaba, —Papá, ¿cuando negocias con alguien en el mercado, primero les das una bofetada y luego pones tus condiciones?


-¿Qué estás diciendo? – Enrique se quedó perplejo.


-Incluso si somos padre e hijo, debemos ser claros en nuestras cuentas, especialmente en lo que


respecta a los intereses del grupo. No puedo hacer ninguna concesión.


-Por el momento, Irene y yo no podemos divorciarnos porque le prometí a mi abuelo que esperaría


hasta su octogésimo cumpleaños. No puedo hablar sin pensar.


-En cuanto a los mensajes negativos en línea, mi enfoque es hacer que Leona se disculpe


públicamente. Aparte de eso, no haré nada más.


-¡Alejandro! ¡Tú! -Enrique abrió los ojos rojos y levantó la mano, pero antes de que pudiera darle una bofetada, Alejandro lo agarró fuertemente.


2/3 novelbin


-Papá, ya tengo treinta años. ¿Crees que todavía puedes golpearme?– Los ojos del hombre


brillaban con una frialdad escalofriante.


Los pupilos de Enrique se contrajeron intensamente y sintió un dolor sordo en la muñeca


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