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Capítulo 390
Capítulo 390
Capítulo 390
Capítulo390
-¡Buen trabajo, Diego! Aunque un poco lento-dijo Clara con una sonrisa irónica.
-Esta vez lo hice lo más rápido posible. Digo, ¿por qué no llamaste a Sebastián para que lo hiciera?
Él es el mejor para este tipo de cosas que no se pueden mostrar en público. Necesitas un
especialista en este campo.
-Hace unos días me contacté con él, está ocupado con una misión importante, no quería
molestarlo.
-Clara, recuerdo que tu habilidad como hacker también es bastante alta, no menos que la de Sebastián. Si hubieras intervenido, podrías haberlo descubierto ayer mismo-Diego también
estaba un poco perplejo.
Clara bostezó: -Oh, me dio pereza.
Javier: –
Vaya, resulta que él es el títere que se aprovecha de las situaciones.
Clara revisó cuidadosamente la cuenta de Twitter y soltó una risa fría: -Hmm, parece que es una
periodista con un gran sentido de justicia.
Sin embargo, es un poco entrometida ¿Acaso no es esta una desvergonzada intromisión en asuntos
que son claramente ajenos a su ocupación?
—Clara, ¿quieres decir que esta periodista está siendo manipulada por alguien? -preguntó Diego
frunciendo el ceño.
-No es que esté siendo manipulada, más bien acepta dinero de alguien para encubrir sus
problemas. Los periodistas también tienen sus propias líneas de combate. Ella es una reportera de
noticias amarillistas, por lo que normalmente no debería involucrarse en el terreno del
entretenimiento.
Clara se concentró en el nombre de Rosalía y murmuró, “Rosalía… Rosalía… ¿Por qué me suena
familiar este nombre?
De repente, tuvo una idea brillante y exclamó: -¡Sé quién es! ¡Es la hija de José!
-¿¿José? ¿quién es?
–
– preguntó Javier confundido.
-El exsubgerente al que despediste y luego enviaste a prisión-Diego levantó una ceja con interés
-¡Exactamente! ¡Es su hija!
La memoria sobresaliente de Clara le permitió recordar la información sobre José que había visto
antes, así que rápidamente identificó la identidad de Rosalía: -Si es ella quien lo ha revelado,
entonces entiendo por qué lo hizo.
-Lo entiendo también. Si hubieras causado que su padre perdiera su reputación y terminara en
prisión, probablemente no habría tenido piedad contigo en la sección de poticias sociales-Javier
afirmó seriamente.
-Si él estaba involucrado en corrupción y soborno, ¿debería haberlo dejado fuera de la cárcel para
que disfrutara de la Navidad?
Clara con un gesto altivo levanto su mirada y dijo: -La persona que cometió error fue José, no yo. Si fuera una hija piadosa, debería visitar a su padre con más frecuencia en lugar de tratar de
vengarse de mí para sentirse mejor.
¿Por qué debería cargar con el costo de los errores de su padre? Es ridiculo
-Señorita, revisé las cámaras de seguridad. Además de nuestro equipo que supervisó la construcción en turnos en el lugar, los trabajadores entregaron sus móviles mientras estaban en el trabajo. No hay posibilidad de que nadie ajeno se acercara al lugar de la boda
La mirada de Aarón se oscureció ligeramente: -Por lo tanto, podemos estar seguros de que alguien dentro del equipo está colaborando con esta mujer.
Viendo hermosa apariencia de Rosalía, Clara hizo una audaz suposición: -Aarón, a partir de ahora, mantén un estrecho seguimiento a cada miembro del equipo, especialmente de los hombres. Supervisión secreta las veinticuatro horas del día.
Si alguien tiene contacto privado con Rosalía, infórmame de inmediato.
-Clara, ¿por qué solo los hombres? -Javier preguntó curioso.
-Porque todos los hombres son incapaces de controlarse. ¡Marranos lascivos! -Clara hizo un despectivo sonido de burla, sus fallidas experiencias matrimoniales habían dejado una mala
impresión de los hombres en ella.
Diego dijo: -Excepto por mi.
Javier agregó: -¡Y yo también!
Aarón se apresuró a unirse: -+1!
-Uff, ya sé que todos son geniales, no hace falta que se apresuren a afirmarlo.
Clara respondió mientras estiraba los brazos como un gato juguetón: -Sea como sea, todos ustedes
son mejores que el tipo parado afuera.
Era demasiado tar de para investigar, así que Diego y Javier se quedaron en las habitaciones que
Aarón les había proporcionado.
Clara también estaba agotada por los últimos días, así que después de darse un baño, se durmió
profundamente.
En mitad de la noche, un rayo violeta destrozó el cielo nocturno, despertando a Clara de su sueño
profundo.
Normalmente no era una persona que se asustara fácilmente, pero no sabía por qué, esta noche, el
estruendo del trueno la había despertado.
Y luego, se le fue el sueño por completo.
Clara se levantó y se puso una bata de seda sobre su camisón de tirantes de seda color vino tinto.
Calzó sus zapatillas de terciopelo rojo y salió para buscar un poco de agua.
Afuera, el viento y la lluvia azotaban furiosamente, relámpagos y truenos resonando en el cielo.
Clara sostenía un vaso de agua tibia en sus manos mientras se paraba en el pasillo, mirando a
través de la ventana en silencio.
Recordaba que cuando era niña, cada vez que llovía intensamente, su madre la abrazaba y se sentaban juntas en una mecedora cerca de la ventana, observando los cristales de la ventana mojados por la lluvia mientras hablaban en voz baja como si estuvieran soñando:
–
– Las noches en las que mamá se fue de allí también fueron de viento y lluvia como esta.
¿Qué noches? ¿De dónde?
De repente, otro trueno atronador estalló en la oscuridad de la noche.
Aprovechando el fugaz resplandor del relámpago, Clara quedó perpleja al ver algo.
Fuera de la ventana, en la entrada de la cabaña.
Alejandro estaba de pie, mirando hacia la dirección de la ventana de su habitación, de pie bajo la
tormenta con una expresión imperturbable, inquebrantable a pesar del viento y la lluvia que lo
rodeaban.
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