Mi Ex-esposa Misteriosa Es Multimillonaria

Chapter 459



Chapter 459

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apítulo459


¡Era evidente que estaban humillándola!


Y, de hecho, las miradas de todos comenzaron a cambiar gradualmente, mostrando un rastro de


desprecio.


-Aunque seas el presidente, no puedes tomar decisiones arbitrarias sobre los directores de la


empresa. ¡La decisión debería ser tomada por la presidenta quien es quien está a cargo de todo! ¿


Cómo te atreves a tomar una decisión por ti mismo? – Ema estaba desesperada y tuvo que sacar a


Enrique para intentar intimidarlo.


Alejandro levantó ligeramente sus delgados labios y planteó una pregunta retórica con peso: -Tía


Celia, acaso esto significa, ¿que la presidenta sin duda respaldará las acciones de Leona? ¿Incluso


aun si está involucrada en robo comercial, falsificación y haya causado que las acciones del grupo


Hernández se desprecien de la noche a la mañana? ¿Acaso la presidenta debe mantener su


posición como directora solo porque es la hija?


Una serie de preguntas, cada una afilada como una hoja de cuchillo, cada una directa al grano. Los


altos ejecutivos también miraron a Ema con un escrutinio agudo.


La hizo enojar tanto que su cuerpo se enfrió y, en su vergüenza y enojo, sintió como si estuviera


siendo desnudada en público.


-Sé que en el mundo laboral no existe la equidad absoluta. Lo que consideramos equidad es como


una prenda lujosa, que, al voltearla, está llena de bichos.


La mirada de Alejandro brillaba intensamente y su voz resonaba con firmeza: -Pero mientras yo: ¡


Alejandro, ocupe el cargo de presidente, nunca permitiré que esos bichos causen estragos.


Mientras yo esté aquí, no tendrán oportunidad de moverse.!


No insultó a Ema en absoluto con sus palabras. Sin embargo, Ema sintió que la habían regañado


con fuerza.


El salón quedó en silencio de repente tras su declaración.


Después de unos segundos, los ojos de los altos ejecutivos brillaron mientras se conmovían por el discurso valiente de Alejandro, y el sonido de los aplausos resonó.


Terminada la reunión, la noticia del alboroto causado por la Tía Celia durante la reunión de alto nivel se extendió por toda la empresa, y todos se burlaron de las acciones y palabras ridículas de la


¡El hecho de que irrumpiera en la sala de reuniones era de muy mala educación!


La noticia de la destitución de Leona también se envió a todos por correo electrónico.


-¡Finalmente la despidieron!


-¡Alejandro es realmente sabio! Debo convertirme en fan de Alejandro, ¡es la personificación de la


justicia!


-De todos modos, Leona se lo merece.


Aunque no hubo aumentos salariales ni bonos, ver a madre e hija recibir su merecido fue una


sensación de gran alivio para todos.


De vuelta en su oficina, César estaba tan emocionado que casi saltaba de alegría.


¡Alejandro! ¡Ver a esa vieja bruja sufrir semejante derrota y convertirse en el hazmerreír de toda


la empresa es tan satisfactorio!


Alejandro le lanzó una mirada indiferente.


César se sintió incómodo y empezó a agitar las manos en señal de disculpa.


-¿Se ha iniciado la investigación? – Alejandro se acercó elegantemente al sofá y se sentó.


-He oído que la secretaria de la señora Clara entregó pruebas a la fiscalía. Se ha emitido una orden de prohibición de salida del país, Leona no puede escapar-dijo César con gran alegría.


Los ojos de Alejandro eran profundos y su expresión seguía siendo calmada.


Después de todo, no fue él quien arregló a la madre e hija Ema, sino Clara. Él solo quería ayudarla en lo que pudiera.


-A propósito, Alejandro, después de aquel día fui al hospital a averiguar. La señora Clara tuvo un espasmo gástrico y estuvo en el hospital hasta altas horas de la noche-frunció el ceño César.


Los delgados labios de Alejandro se apretaron, su corazón estaba atrapado en una preocupación que no podía eliminar, y esa preocupación solo aumentaba.


-Entonces, ¿debería buscar una excusa para ir a ver a la señora? ¿O prefieres que compre medicamentos y se los envie? – propuso César.


-¿Por qué necesitaría una excusa para ir a verla? – el hombre respondió con un gesto impaciente


en su ceño fruncido.


César afirmó, -Sí.


-¿Por qué debería ser yo quien le lleve los medicamentos?


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