mi-frio-exmarido

Capítulo 379



Capítulo 379

Capitulo 379


Amelia se encontr6 arrinconada contra la pared, sintiendo el frio de los azulejos en su espalda, mientras Dorian apoyaba una mano sobre la pared, justo detras de su oreja, bajando la mirada hacia ella.


Sus ojos oscuros eran como la noche sin luna, impenetrables y profundos, tal y como los habia visto antes en la casa de Rufino.


El corazén de Amelia latia con fuerza ante esa mirada, su respiracion se ralentizaba por los nervios y sus ojos, abiertos de incertidumbre, vacilaban al mirarlo.


Dorian no decia nada, solo la contemplaba desde su posicién elevada. Tras un tiempo que parecid eterno, ella se atrevid a romper el silencio preguntando con voz suave: “; Qué te pasa?” Por fin hablo con esa voz suya, distante y serena, en la que era imposible detectar emocién alguna. “No estoy de buen humor.”


“4Qué ocurrid? 4Cdémo esta tu papa?” pregunto Amelia.


“Esto no tiene nada que ver con él.” Dorian descarté su suposicién rapidamente, sus ojos oscuros seguian fijos en los de ella, “4Por qué no me llamaste en toda la noche?”


“Temia molestarte.“, confeso ella.


Una sombra de sonrisa se dibujé en los labios de Dorian, desapareciendo tan rapido como habia aparecido. Su mirada seguia inmutable sobre el rostro de ella: “Cuando te vi por la videollamada, ,pensaste que estaba en la casa de otra mujer?”


El rostro de Amelia se tifid de un ligero rubor.


Cuando habia visto aquel gato, realmente habia pensado eso.


La casa de Rufino no tenia el estilo masculino y marcado de Dorian.


Era mas neutra y acogedora.


El gato estaba vestido como una princesita y ella, llevada por sus prejuicios, habia pensado que era cosa de alguna chica.


Asi que, al ver el fondo de la llamada, su respiracion se habia cortado por un instante, su mente inundada de imagenes y posibilidades.


“¢No te importa?*, inquirié Dorian.


Habia notado la vacilacion en su mirada, pero ella rapidamente se compuso, incluso llegando a preguntarle con naturalidad si debia llamar a Serena. Si él simplemente le hubiera dicho “no es necesario“, probablemente hubiera finalizado la llamada sin mas preguntas o preocupaciones.


Sentia una molestia, como una espina clavada, no del todo dolorosa, pero molesta de una manera muy perceptible. Si la tocaba, dolia; sino, seguia alli y el menor roce causaba una punzada de malestar.


Amelia apreté ligeramente los labios, sin saber como responder.


No estaba segura de si le importaba o no. Al pensar que él podria estar en casa de otra mujer, su pecho se habia sentido extrafio, su mente confusa, pero luego pens6 que deberia estar feliz por él.


Dorian no era de los que actuaban sin pensar, especialmente después de su matrimonio fallido, basado en la responsabilidad. Si buscaba a alguien mas, tendria que ser alguien realmente especial para él.


En ese momento, ella se preguntaba si él habia encontrado a esa persona. Dorian vio la confusi6n en sus ojos. No pregunté mas y bajé su cabeza para besarla con fuerza.


Hubo un instante de vacilacion en Amelia y cuando intent6 empujarlo, su mano fue capturada y llevada detras de ella, ademas el beso se intensificd con un toque de ira.


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10:45


Ella estaba confundida.


Solo sabia que cada intento de resistencia suyo solo fortalecia la determinacion de él.


Pero habia una ternura en su firmeza.


Una especie de pasion tenaz que no la dejaba ir.


Esa intensidad los llevé directamente al bafio.


Las prendas caidas se mojaban con el agua que salia de la regadera.


Entre la bruma del agua, se entrelazaban la ternura y la firmeza de su pasion.


Conociéndose desde hace tanto tiempo, esa era la primera vez que Amelia y Dorian lo hacian en la ducha.


El siempre habia sido un hombre de principios y ella también.


Amelia recordaba que, durante los dos afios que estuvieron casados, sus encuentros intimos casi siempre se limitaban a la cama.


Por mas pasionales y salvajes que fueran en la cama, una vez fuera de ella, volvian a ser dos personas respetuosas y formales. Fuera del lecho, rara vez se besaban y casi no se abrazaban.


En esos dias, su relacién era mas bien de mutuo respeto.


Pero el reencuentro, dos afios después del divorcio, parecia estar cargado de un resentimiento no resuelto por los afios perdidos. En lo que respectaba a la intimidad, ambos se habian lanzado al abismo del deseo, disfrutando del momento sin pensar en el mariana.


El sonido del agua, que acompafiaba sus encuentros apasionados, se detuvo lentamente. Dorian la abrazaba, intentando calmar el torbellino de emociones que agitaba su interior. Ella también lo abrazaba, sin pronunciar palabra.


Después de liberar toda esa tensi6n, el pudor y la educacion que Ilevaban dentro los hacia sentir algo incémodos por su comportamiento impulsivo.


“Amelia.” Tras un largo silencio, la voz ronca de Dorian reson6 en el bafio, “Al menos preocupate un poco por mi, ¢si?”


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