Receta para robarle el corazón al Dr. Farel

Capítulo 64



Capítulo 64

Capítulo 64


Al dia siguiente, Evrie abrio los ojos.


Ya era de dia y los recuerdos de la noche anterior comenzaron a saltar en su mente, uno por uno. Le tom6 un rato recuperar la conciencia, recordando que se habia vendido a Farel la noche anterior.


El sonido del agua corriendo en el bafio la sacé de sus pensamientos.


Pronto, el agua dejo de correr y la puerta se abri colgaba holgadamente, dejando a la vista su pecho musculoso y, mas abajo, los contornos de un abdomen marcado...


, revelando la figura esbelta y superior de Farel, con una bata de bafio que le


Aunque ya no era la primera vez, Evrie desvié la mirada, incémoda.


Farel, secandose el pelo con una toalla de manera despreocupada, todavia tenia esa expresion perezosa de la mafiana cuando poso su mirada en Evrie, levantando ligeramente una ceja.


— De qué te escondes? Si ya lo has visto todo.—


Evrie se volted y se cubrid con las sabanas, yendo al grano.


—El dinero, quinientos mil en efectivo.—


Farel—...—


Ella realmente no se olvidaba de su proposito principal ni por un segundo.


El termind de secarse el pelo de cualquier manera, tird la toalla sobre la mesa y cogié su teléfono para hacer una llamada. Dio unas instrucciones rapidas para que le trajeran el efectivo.


Como hablo delante de Evrie, ella escucho todo claramente.


Colgé6 el teléfono y, echandole un vistazo, agit6 su celular —Espera media hora y el dinero llegara. No te habras acostado conmigo por nada.—


La cara de Evrie se enrojecié con sus palabras.


Pero no le importaba, se envolvié en las sabanas intentando levantarse de la cama. La ropa que habia llevado la noche anterior estaba hecha pedazos, imposible de ponerse, y ahora no podia volver a casa asi.


— Por qué no te das un bafio?—


Farel sefialé hacia el bafio, donde el agua acababa de detenerse y el vapor se enredaba, con gotas deslizandose por el vidrio esmerilado.


Evrie vacild. Queria regresar a su propia habitacién para ducharse. Después de todo, estaba justo al frente, a pocos pasos de distancia.copy right hot novel pub


Movid su boca, pensando en pedir prestada una camisa para vestirse y regresar, pero recordando la ultima vez cuando una camisa de él costaba tanto, que no se podia lavar ni en seco ni con agua y que si se ensuciaba habia que desecharla, cerré la boca.


—Eh, gpodrias ir a mi casa y traerme algo de ropa?— Prefiriendo pedir ese favor antes que arriesgarse a tener que pagar cincuenta mil, Evrie pronuncié las palabras sin pena. Farel se detuvo un momento y luego sefialé el bafio —Hay batas de bajio ahi, Usalas como quieras.—


Evrie pregunto sin pensar —z Cuanto cuesta tu bata de bafio?—


Farel—,? —Si es muy cara, no puedo pagarla.—.


Evrie fruncié el cefio, todavia resentida por los inesperados cincuenta mil que habia tenido que pagar la ultima vez. Farel comprendio de inmediato y no pudo evitar sonreir con ironia. La pequefia desafiante si que guardaba rencor. El entro al bafio, sacé una bata nueva y se la lanz6 encima, cubriéndola completamente.


—Te desempefiaste bien anoche, considera la bata un regalo. No tienes que pagar nada.—


Tras sus palabras, Evrie finalmente acepto la bata y se envolvié bien, pareciendo un capullo con la prenda amplia.


Sin darle mas importancia, salt6 de la cama y se dispuso a salir.


Farel llamo desde atras —zYa no te vas a bafiar?—


—Me bafio en mi casa.— Evrie salié apresurada.


Farel no pudo evitar reir al ver su apuro. ~Su casa? Ambos apartamentos eran de él. Ella no tenia ningun casa.


Evrie entré a su apartamento y se metio en el bafio para darse un bafio completo, lavarse el pelo y, al mirarse al espejo, noto que estaba cubierta de marcas rojas y moradas, todas dejadas por Farel la noche anterior.


Especialmente alrededor de su clavicula y hombros, casi era desgarrador mirarlas. No solo era grande su deseo, sino que también un poco brusco.


Mientras murmuraba para si misma, Evrie saco una camisa de cuello alto del armario, abrochandose el boton superior para cubrir todas las marcas.


Media hora mas tarde, alguien tocé su puerta. Al abrir, vio a Farel sosteniendo una maletita. Se incliné ligeramente y la deposito en la entrada.


—Adqui tienes el efectivo que pediste, quinientos mil.—


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