Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria

Capítulo 137



Capítulo 137

Capítulo 137


Capitulo 0137 Hoy, Cira decidio superar sus miedos. Apreté los dientes y se preparé para subirse al caballo. Pero justo cuando el caballo se movid un poco, ella retrocedié de inmediato.


Marcelo ya estaba montado en su caballo y, al ver la colorida actividad mental de Cira, se rid inclinandose sobre la cabeza del caballo:Realmente no esperaba que hubiera algo que asustara a Cira Lopez.


Cira, indefensa, le dijo: gEs que, en los ojos del Profesor Sanchez, no tengo miedo de nada en este mundo? Marcelo sonrid: -Casi.


Desde que la conocié, ella siempre habia parecido capaz de soportar cualquier


cosa.


Cira, decidida a si misma, dio un paso adelante, subid al caballo y comenz6 a


montar.


El caballo dio dos


pasos, a


a Cira, quien apretd rapidamente el vientre


del caballo y agarré las riendas, murmurando: jNo te muevas!


Marcelo no pudo evitar reirse y bajé del caballo para acercarse y ensefiarle: -No tengas miedo, estos caballos estan entrenados y son muy dociles. Si tiras de las riendas, se moveran.


Cira apreto los labios, tird de las riendas y el caballo dio dos pasos mas.


~Eh? Parecia que estaba empezando a entenderlo.


Antes de que Cira pudiera intentarlo mas veces, escuché el sonido distintivo de


cascos.


Incluso si no sabia mucho de caballos, podia decir que eran buenos caballos solo por el sonido. Cira levanto instintivamente la cabeza.


Entonces, vio a dos caballos negros avanzando juntos desde la distancia.


Los dos hombres a caballo eran imponentes, pero la mirada de Cira dificilmente podia evitar ser atraida por uno de ellos. No fue un asombro, fue un susto.


~Como era posible que fuera él de nuevo?


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jMorgan!


Vestido con un traje de equitacion, una camisa negra y un chaleco blanco, Morgan llevaba también unos pantalones blancos de equitacion sobre los cuales se ajustaban unas botas negras de montar. Montado en el caballo con una postura alta, su presencia imponia respeto, intimidando a quienes lo miraban.


Asu lado estaba el hermano mayor de Marcelo, Osiel.


Cira solo podia suponer que estaban aqui para discutir sobre trabajo. Pero, gpor qué justo hoy? gAmbos eligieron venir al hip6dromo hoy? El mundo era realmente pequefio.


Marcelo tampoco esperaba encontrarse con ellos aqui. Le dio una sefial a Cira y se acerco para saludar montado en su caballo: -Hermano, sefior Vega, iqué casualidad!


Osiel echo un vistazo a Cira y luego miré de nuevo a su hermano menor: -Hmm, gvenis a divertiros vosotros dos? -si. Cira tiré de las riendas, intentando controlar al caballo y acercarse. Ella también conocia a Osiel, y seria descortés no saludar.


Sin embargo, hacer que el caballo diera unos pasos no era lo mismo que controlar precisamente al animal, ella tiré de las riendas durante un buen rato, pero el caballo simplemente giraba en circulos en su lugar.


Dijo Morgan indiferente: -El profesor Sanchez tiene una excelente disposicién para el esparcimiento, incluso en dias laborables tiene tiempo libre para salir a divertirse.


-No puedo competir con la ocupada agenda del sefior Vega, pero todavia logro encontrar tiempo para acompafiar a... amigos


amigos le dijo Marcelo, deliberadamente haciendo una pausa antes de la palabra “amigos“, dejando un matiz intrigante en el aire.


Morgan le respondio indiferente: -; Amigos?


-También es mi secretaria, ain no sabe montar a caballo, y la estoy ensefiando. Cira...


Cira levant6 la cabeza y Marcelo sonri conocéis, verdad?


: Creo que no es necesario que haga las presentaciones. Osiel y el sefior Vega ya la


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Morgan enrollé las riendas en sus manos enguantadas y, con el reflejo del sol invernal en sus ojos, parecia menos melancdlico de lo habitual. Habia una expresion de burla y diversién en su sonrisa.


Si, parece bastante familiar.


Cira, ahora enfrentandose a Morgan, estaba calmada como un lago. Lo miré con tranquilidad y, con cortesia, lo salud6é: Sefior Vega.


Luego, su mirada se desliz6 rapidamente por las posturas de montar de Morgan y Osiel, como si evaluara el ajuste de sus riendas. 4 Quizas la tension de su propia rienda no era suficiente?


Ella también enrollé la rienda alrededor de su mufieca, apreté la cabeza del caballo y, con un suave pellizco en los flancos, finalmente logré que el caballo se moviera hacia adelante.


Sin embargo, mientras avanzaban, el caballo se desvid en una direccién diferente, llevando a Cira a otro lugar. Marcelo se rid y se acercé a ella, tom6 la rienda y camino al lado de ella, como si estuviera guiando a un nifio: -Sigueme.


El caballo caminaba dando saltitos, y Cira se sintid un poco asustada. No pudo evitar decir: -Asegurate de mantenerlo bien sujeto, al menos por ahora.


La mirada de Osiel se desvid hacia Morgan.


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