Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria

Chapter 407



Chapter 407

Chapter 407


Capitulo 0407


Enrique observaba fijamente a Isabel.


Isabel aparté su mano con frialdad: Si solo estas aburrido y buscas problemas, vé a buscar a alguien que tenga tiempo, yo todavia tengo que revisar documentos del caso.


Enrique se enfurecié con su actitud despreocupada e indiferente, apret6 su mano: -Eres abogada, no puedo discutir contigo. Levant la rodilla y la empujé directamente bajo su falda, diciendo de formal salvaje antes de inclinarse y morderle brutalmente los labios.


Al sentir que lo que Enrique estaba haciendo no iba a ser una simple travesura, las emociones de Isabel finalmente fluctuaron, intentando agarrar su mano: ; Enrique! jNo te vuelvas loco!


jPero Enrique se volvio loco para que ella lo viera!


Sujet6 sus manos contra la pared, mientras con la otra mano levantaba su falda hasta la cintura, preguntandose si ella sabia lo provocativa que era con esos trajes de oficina, incluso Francisco, aquel viejo, nunca habia tenido modales al mirarla.


Furioso, Enrique desgarré sus medias y su ropa interior con brusquedad.


Todo intento de resistencia de Isabel fue controlado, él ni siquiera volvid a la habitacién, todo ocurrié justo en la entrada. Normalmente Enrique era paciente con ella, asegurandose de que disfrutara, pero hoy fue descuidado: -Te pedi que me llamaras marido, y te negaste rotundamente, ,estabas guardando eso para Francisco? Yo soy el hombre con el que te casaste, yo soy tu marido.


Isabel no esperaba una reaccion tan fuerte de él, sin preparacion, el dolor era insoportable, incluso su respiracion se entrecortaba, Enrique, tu.


Si no fuera porque él engafid con una estudiante, gahora serias su esposa? ¢No es asi? Tantos afios juntos... tantos afios... Isabel estaba demasiado ocupada con el dolor para escuchar el resentimiento en


SU VOZ.


Después de que la resistencia resultara inutil, para no hacerse mas dafio, solo podia relajarse y dejarlo desahogarse.


Fue la situacidn mas degradante en la que Isabel se habia encontrado.


Después, cuando todo termin6, el traje limpio de Isabel ya no era presentable, su cuerpo estaba en completo desorden, no quedaba nada de la abogada fria y distante que solia ser.


Enrique, habiendo liberado su furia, recupero la raz6n y de repente se dio cuenta de que habia ido demasiado lejos. Tragd Saliva, intent6 apaciguarla con besos, mostrando sus habilidades para hacerla sentir bien, la llev a bafiarse, le ayud6é a ponerse un pijama limpio.


Isabel apart6 sus manos aduladoras, el rincén de su boca estaba un poco roto, lo que hacia que sus labios rojos parecieran aun mas sensuales, su voz era aspera: -Acabas de enterarte de que estuve con Francisco? Es interesante desenterrar el pasado?


Enrique solo se dejo llevar por la ira en el momento: -Isabel....


-No solo no me he metido en tu vida privada anterior, sino que ni siquiera me he entrometido en tu vida privada después de casarnos. Te lo dije, nuestra relacién es de conveniencia, vivimos con un ojo abierto y otro cerrado, si sigues interfiriendo en mi vida de esta manera, te voy a encontrar muy molesto.


Isabel no le gustaban las complicaciones. Si realmente encontraba algo molesto, elegiria acabar con ello.


Enrique podia oir el tono de divorcio en sus palabras, apoy6 la lengua en su mejilla y de repente también se rid: Es verdad, nunca te has entrometido en mi vida privada, nunca te ha importado con qué pequefia estrella o influencer entraba a hoteles, nunca me has considerado tu marido, claro que eres magnanima.


Vete Isabel se movid y sintid dolor entre sus piernas, finalmente perdido la paciencia. jVete!


Expulsado de la habitacién, Enrique encendio un cigarrillo y dio una calada profunda, bajo las escaleras, pensd en conseguir otra habitacién en la recepci6n. para pasar la noche, pero le parecié inutil.


Aun queria estar con Isabel, esperaria a que ella se durmiera para volver a entrar a hurtadillas.


Enrique no tenia a donde ir, habia oido que habia un bar en la planta baja del hotel, asi que fue alli a matar el tiempo.


Por coincidencia, vio a Morgan sentado solo en la barra.


Enrique olvidé inmediatamente los problemas que habia tenido con Isabel, y con un poco de alegria maliciosa, se acercé:- Morgan, gtambién te echo la secretaria Lopez?


Capitulo 0408


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