¿Volver a casarnos? Nunca y váyase

Capítulo 681



Capítulo 681

Capítulo 681


Capítulo 681 Mujer estúpida “¡Ah, bájame, imbécil!” Jorge apretó los dientes. ¡Eres un desagradecido! Solo quiero llevarte a comer algo, y me llamas enfermo. Vamos, enfermémonos juntos”. Aceleró el paso. Nydia no pudo liberarse y tenía miedo de caerse. George abrió la puerta del auto hacia el asiento trasero y la tiró adentro. Algunos curiosos de la multitud los siguieron y se detuvieron a la distancia, preguntándose si lo harían en el auto. Nydia tembló al ver su rostro hosco. “¿Qué estás haciendo? ¿Has perdido la cabeza?” George rechinó los dientes y dijo: “Sí, debo estar


loco por dejar que una mujer me maldiga así”. Nydia lo miró boquiabierta, pero él no hizo más movimientos. Se incorporó con cautela y se apoyó contra la puerta del otro lado. George cerró la puerta del auto y se sentó en el asiento del conductor. Antes de que Nydia intentara abrir la puerta del otro lado, la cerró con llave y encendió el motor. Ella estaba aturdida. Miró al hombre con aprensión. “¿A dónde me llevas?” George la ignoró, puso una marcha y se alejó. Conducía muy rápido. Aunque sus habilidades no eran tan buenas como las de Gloria, era un gran corredor. Consternada, Nydia se abrochó el cinturón de seguridad, se agarró al respaldo del asiento delantero y respiró hondo para calmarse. Una vez más, comenzó: “No hay animosidad entre nosotros, y nuestro único conflicto radica en ese tesoro. Podemos hablarlo en lugar de recurrir a la violencia”. Tenía miedo de que este hombre le hiciera algo. Justo cuando ella se preguntaba si él la llevaría a una casa particular oa un hotel, él se detuvo en la


entrada de un restaurante. Estupefacta, miró el letrero y luego a George. La expresión de su rostro delataba sus pensamientos. George la vio mirar por el espejo retrovisor y lo encontró divertido y molesto. “¿Qué, realmente crees que me acostaré contigo?” Su voz devolvió a Nydia a la realidad y ella rechinó los dientes. “¡Jorge!” Él resopló, “Bájate. Tomaremos algo para comer. Nydia se sonrojó por la vergüenza o la ira. ¿Por qué debería ella escucharlo? Sin una palabra, salió del auto y se alejó. Ni siquiera miró a George, y mucho menos lo siguió hasta el restaurante.


George sintió algo y miró hacia atrás. Nydia había llegado al costado de la carretera, tratando de llamar a un taxi. Su acción lo irritó en un instante. “¡Mujer estúpida!” Con una mirada hosca, se acercó, la agarró de la muñeca y la arrastró hacia atrás justo cuando un taxi estaba a punto de salir de la carretera. El taxista los miró, maldijo y pisó el acelerador. Nydia se molestó al ver partir al taxi.


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